La reducción de la jornada laboral y su impacto positivo en la internacionalización de las PYMES
El reciente cambio legislativo que reduce la jornada laboral a 37,5 horas semanales ha generado un intenso debate en el ámbito empresarial. Sin embargo, lejos de ser un obstáculo, esta medida puede convertirse en una oportunidad estratégica para las PYMES que buscan expandirse internacionalmente.
Las empresas que aspiran a aumentar ventas y consolidarse en mercados extranjeros deben entender que la competitividad no depende solo de la cantidad de horas trabajadas, sino de la eficiencia y la optimización de recursos. En este sentido, la reducción de la jornada puede ser un catalizador para modernizar procesos, digitalizar la gestión y fomentar una cultura empresarial más productiva.
1. Más productividad, menos horas
Numerosos estudios han demostrado que jornadas laborales más cortas pueden incrementar la productividad. Un equipo más descansado y motivado es más eficiente, lo que se traduce en una mayor capacidad de respuesta ante los retos de la internacionalización.
Para las PYMES, este cambio puede suponer un incentivo para:
Implementar herramientas digitales que automaticen procesos.
Optimizar la comunicación interna y externa con clientes y proveedores internacionales.
Apostar por modelos híbridos de trabajo que faciliten la gestión del tiempo.
En un contexto global donde la digitalización juega un papel clave, esta reducción horaria puede impulsar a las pequeñas y medianas empresas a adoptar nuevas tecnologías y metodologías de trabajo más ágiles.
2. Atraer y retener talento clave para la internacionalización
Uno de los principales desafíos para las empresas en proceso de expansión es atraer talento con experiencia en mercados internacionales. La reducción de la jornada puede ser un argumento diferenciador para captar y retener profesionales altamente cualificados.
Un equipo motivado y comprometido con la empresa es clave para vender más en mercados extranjeros. La implementación de estrategias de bienestar laboral puede mejorar la satisfacción de los empleados y reducir la rotación, garantizando estabilidad en los procesos de exportación y negociación con clientes internacionales.
Además, este modelo laboral se alinea con tendencias globales de flexibilidad horaria y equilibrio entre vida personal y profesional, factores cada vez más valorados en el entorno laboral.
3. Un impulso hacia la digitalización y la eficiencia operativa
La reducción de la jornada laboral obliga a las empresas a buscar formas más eficientes de operar. Para las PYMES en proceso de internacionalización, esto representa una oportunidad para:
Automatizar tareas repetitivas y reducir tiempos improductivos.
Integrar soluciones de gestión digital como CRM y ERP para mejorar la relación con clientes internacionales.
Implementar estrategias de comercio electrónico y marketing digital para aumentar ventas sin necesidad de ampliar la jornada laboral.
En un mercado global cada vez más competitivo, la eficiencia operativa es clave para escalar un negocio sin incrementar los costes laborales.
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales no tiene por qué ser vista como un freno para la internacionalización, sino como un incentivo para innovar y optimizar procesos. Las PYMES que adopten esta nueva realidad con una mentalidad estratégica podrán mejorar su productividad, atraer talento clave y fortalecer su presencia en mercados internacionales.
En definitiva, esta transformación puede convertirse en un factor diferenciador para las empresas que buscan vender más en el exterior y consolidarse como referentes en sus sectores. La clave está en adaptarse, evolucionar y aprovechar las oportunidades que ofrece este nuevo paradigma laboral.
Alessandro Ingarsia, director general Comark España