La Internacionalización de la empresa familiar
La empresa familiar, representada en su mayoría por PYMES, fortalece la estabilidad de la economía de un país gracias a su carácter multigeneracional. Es vital, pues, garantizar la supervivencia de las empresas familiares y asegurar su crecimiento para futuras generaciones. Teniendo en cuenta que las compañías exportadoras son generalmente más productivas, innovadoras y tienen más probabilidades de sobrevivir a cualquier impacto o fluctuación del mercado, la necesidad de la internacionalización de la empresa familiar es cada vez mayor.
Las empresas familiares españolas, a pesar de su carácter tradicionalmente conservador, son muy conscientes del potencial de crecimiento que conlleva la exportación de sus bienes y productos. De hecho, más de la mitad de las exportaciones que se realizan en España, concretamente un 59%, parten de una empresa de carácter familiar. Esta es una de las conclusiones que se extraen del estudio ‘La internacionalización y la innovación tecnológica en la empresa familiar’, publicado por la Escuela de Alta Dirección y Administración EADA. Este dato pone de manifiesto que en la actualidad la empresa familiar española está apostando por la exportación. Por comunidades autónomas, según el informe del Observatorio MESIAS, las empresas de carácter familiar que más exportan son de Ceuta con el 71,4% y Castilla y León con el 60,6%.
A pesar de los datos, todavía queda mucho camino por recorrer en el escenario internacional. Este mismo estudio revela que tan solo el 26,6% las empresas familiares localizadas en Madrid se aventuran a exportar.
Veamos las claves que llevan a una empresa familiar a promover un mayor desarrollo más allá de las fronteras de su país y cuales son los escollos que superar cuando se trata de la internacionalización de la empresa familiar española.
1. Confianza en las nuevas generaciones
¿Eres joven y te mueres de ganas por contribuir al negocio familiar? Los empresarios de segunda o tercera generación, con motivación por innovar y más diestros en los procesos digitales, pueden marcar una diferencia a gran escala cuando se trata de la internacionalización de su empresa. Aunque esto lo saben bien las empresas familiares españolas (según la encuesta Mundial de la Empresa Familiar realizada por PwC, el 74% de los negocios familiares españoles ya tienen a la próxima generación trabajando en la compañía frente al 65% en el mundo), a veces la convivencia entre generaciones no es fácil. Mientras unos tienden a resistirse al cambio, a los otros puede no interesarles lo que la experiencia tiene que ofrecerles. En este sentido, y ante el reto que supone cruzar fronteras, un departamento externo de exportación actúa como agente mediador entre generaciones minimizando posibles fricciones.
2. El tamaño no importa
Según el informe del Observatorio MESIAS, el 45,9% de las Pymes españolas que exportan está constituido por la empresa familiar. Teniendo en cuenta que la mayoría del tejido de pequeñas y medias empresas está compuesto por negocios familiares el dato es muy alentador. Pero todavía son muchas las empresas, sobre todo las pequeñas, que ven su tamaño como un límite a la hora de exportar. Sin embargo, para que el proceso de internacionalización de una empresa vaya sobre ruedas el tamaño de esta importa más bien poco. La empresa deberá contar con una estructura de gestión sólida en territorio español y un equipo bien preparado y especializado, como un departamento externo de comercio exterior, que pueda afrontar el reto. Además, la alianza con un socio local fuera de nuestras fronteras que actúe como elemento tractor y que capte proyectos, allanará el terreno al empresario español en un entorno desconocido por pequeña que sea su empresa. Si, además, ambas partes comparten la idiosincrasia de la empresa familiar, los beneficios del proceso de exportación se multiplicarán.
3. El dilema de crecer
La probabilidad de que el negocio crezca aumenta significativamente con más capital. Capital que puede venir en forma de deuda o inversión. Sin embargo, hacer que otros, fuera del negocio familiar, inviertan en una empresa es siempre un dilema para la mayoría de los empresarios ya que no quieren que un tercero intervenga en su negocio. La mayoría de las empresas familiares no aceptan capital privado ya que las empresas de capital privado exigen una cierta participación en el intercambio de la inversión. Según la encuesta realizada por PwC Global, el 76 % de los propietarios de empresas familiares dijo que “para crecer significativamente confiarían en su propio capital, en lugar de depender de los bancos, inversionistas externos que podrían querer una medida de control”. En tal situación, ¿es la deuda una mejor opción?
También existe la posibilidad de un socio inversor con fecha de salida. Esto garantizaría el 100% del control de vuelta a tu familia en un futuro. No obstante, negociar bien dicho contrato es una tarea crítica ya que podría determinar el futuro de tu empresa y el de tu familia. Considera, pues, la posibilidad de contratar una consultoría de internacionalización para que te ayude a navegar por el mundo de los contratos con inversores. Una de las funciones de un departamento de comercio exterior es la de negociar el trato en nombre de tu empresa acuerdos de inversión o de préstamo y asesorarte, en caso que así lo desees, de la posibilidad de entrar a cotizar en bolsas de valores extranjeros.
4. Mejores contratos, más dinero
Las pequeñas empresas familiares generalmente funcionan con buena voluntad y una relación de confianza con sus proveedores o clientes. Es habitual, pues, que estas empresas sufran enormemente en caso de que una de las partes se niegue a su deber. Imagínate qué poder puede tener un contrato que vinculara a la otra parte. La mejor parte de tenerlo todo escrito es que nadie puede negarse a los términos allí descritos, hacer afirmaciones falsas, alegar hechos erróneos o imponerle nuevas obligaciones. Siempre, por supuesto que el contrato esté bien redactado. Recuerde, un contrato es la herramienta más importante que puede tener tu empresa familiar.
5. Mejorar la gestión de tu empresa familiar
¿Sabías que las empresas con mejor gestión corporativa y régimen de cumplimiento reciben una prima en la bolsa de valores? Y es que invertir en dichas empresas conllevan un menor riesgo. Si quieres ser una empresa atractiva en el mercado de valores, te conviene desarrollar una sólida cultura de gestión corporativa. Tener claro la lista completa de leyes y regulaciones que se aplican en tu sector para así poder identificar con antelación todos los problemas en los que podría meterse tu empresa familiar y evitarlos es vital para el desarrollo de la actividad y su expansión. Una buena idea será crear un manual de cumplimiento de licencias. Como dueño de una empresa familiar, es tu deber asegurarte que tu empresa esté bien protegida y que aproveche todos los beneficios fiscales e iniciativas del gobierno para poder exportar con éxito y todo esto no se puede lograr en un día.
Tener una empresa familiar es una responsabilidad mayor que cualquier otro negocio porque aquí tus acciones repercutirán directamente en la empresa y también en las de tu familia. Ser dueño de un negocio es, además de un privilegio, un trabajo duro pero el outsourcing de comercio exterior puede ayudarte a lidiar con la burocracia, la gestión de tu empresa y su internacionalización.