El síndrome del burnout en el CEO
Cuando uno ocupa un cargo de responsabilidad, su trabajo podrá verse multiplicado pues deberá liderar y supervisar un equipo. Hasta tendrá que ejecutar para que el trabajo se realice como quiere. Lógicamente hay cargos y cargos, así como varias responsabilidades. Pero, ¿qué papel debe tener un CEO? ¿Debe estar en todos los frentes atajando todos los conflictos? ¿Un CEO se puede permitir terminar “quemado”? Muchos de nuestros clientes son pymes con CEOS que gestionan múltiples departamentos al mismo tiempo, hombres y mujeres orquesta.
Depende del tamaño de la empresa y de cómo esté organizada, un CEO deberá trabajar más o menos. Estará en lo alto de la cúspide y su responsabilidad con la empresa y sus empleados es total. Pero un CEO debe ser también el espejo de la organización. Y el ánimo de éste se verá reflejado en el de todo aquel que trabaje bajo sus órdenes. En este sentido, un CEO debería mantener la ilusión y la energía transformativa siempre, aquel estado de orgullo, de creer y disfrutar con el trabajo que hace.
Pero la realidad del día a día en depende de qué tipo de empresas es otra. Muchas veces el CEO se ve envuelto en movimientos empresariales que le exigen mucho trabajo, muchas horas de reuniones y muchas preocupaciones que continúan en su cabeza hasta cuándo se estira en la cama. Con el tiempo, este ejecutivo tiene todos los números de acabar agotado y sufrir el síndrome de Burnout. El primero en hablar del burnout fue el psiquiatra Herbert Freudenberger (1974) que lo definió como una sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resultaba de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador. Dos años después la psicóloga e investigadora pionera de Berkeley, Christina Maslach, categorizó una serie de síntomas que causaban la síndrome:
- Fatiga crónica.
- Dolor físico: tensión muscular, dolores de cabeza, dolores gastrointestinales, etc.
- Ira contra quienes vienen con demandas.
- Autocrítica y victimismo contra los miembros de su equipo.
- Actitud negativa, arrogancia y cinismo con la gente de su entorno profesional y personal.
- Perder el control fácilmente, muy explosivo.
- Sensación de estar sitiado.
- Desmotivación y desilusión con el trabajo.
Con la explosión de la digitalización muchos empresarios se han visto arrastrados a una nueva marea: redes sociales, CRMs, análisis de datos, etc. Hay muchos inputs que hay que controlar diariamente, y aunque para ello ya hay departamentos específicos, el CEO siempre debe estar al tanto de cómo evolucionan las cosas en el entorno online. Con eso aparece una variante del Burnout que es el Digital Burnout. Es el estrés como la respuesta de nuestro organismo ante la nueva era digital y el contenido que consumimos en internet. Y en el caso de un director ejecutivo, el consumo de horas y horas delante del ordenador puede llegara a afectarle físicamente como mentalmente. Hay que buscar soluciones cuando sentimos que el cuerpo nos manda señales de alarma.
Una de las situaciones que más estrés pueden generar es cuando una compañía decide dar el salto a los mercados internacionales. Hay empresas, grandes, medianas o pequeñas que llegan a un punto de crecimiento de cierto estancamiento y ven que presentar sus productos o servicios a otros mercados puede darles una nueva entrada de ingresos. O bien al contrario, la empresa en el mercado nacional no tiene el apoyo y la repercusión que desean, y creen que en otros países sí que lo pueden conseguir. El proceso de internacionalización vendrá comandado por el CEO, pero el trabajo será duro y largo. O se apoya en un buen equipo y delega muchas responsabilidades o la carga de trabajo puede a llegar a ser insostenible.
La solución para no quemarse y terminar siendo un problema para la empresa, tiene distintas soluciones:
- trabajar según prioridades
- desenchufarse del trabajo y de las pantallas unas horas al día
- dejar las Redes Sociales, en el caso de que seas un adicto a estas
- trabajar menos
- buscar días de fiesta para relajarse con la familia
- ser más flexible consigo mismo y con su entorno, tanto sea en objetivos como en tareas.
- Pero a veces hacer todos eso, o parte de ello, es imposible por la exigencia del cargo (y la exigencia de la Junta o a quien le rinda cuentas).